El mercado fotovoltaico europeo se reduce un 68% desde el año 2011

Stromsparen

La instalación de paneles fotovoltaicos no pasa por malos momentos únicamente en España; en toda la UE se ha registrado un desplome del 68,6% del mercado desde 2011, año en el que conectaron 22.000 MW a las redes eléctricas. Ciñéndonos exclusivamente al año pasado, la nueva potencia ascendió a 6.900 MW, un 32,3% menos que el ejercicio anterior.

Este frenazo en el ritmo de instalación en la UE no guarda relación con lo que ocurre fuera del Viejo continente, sobre todo en el sudeste asiático. Allí, China y Japón siguen aumentando la penetración de la energía solar de un modo acelerado: el primero instaló 10.600 MW y el segundo 9.700 MW, ocupando los dos primeros puestos del podio global. EEUU, el tercero en el escalafón, conectó 6.201 MW. En total, el mercado global creció un 6% entre 2013 y 2014.

Así se refleja en el último de los informes dedicados a la tecnología solar que anualmente elabora Eur’Observer -un proyecto de la Comisión Europea- y que fue publicado ayer.

Políticas ‘draconianas’

Los autores del documento destacan que, a primera vista, el frenazo, motivado por la aplicación de «políticas draconianas», puede resultar «incongruente», ya que los costes de la actual tecnología fotovoltaica se han reducido tanto que son similares a los de la energía nuclear y las centrales térmicas de gas en muchos países europeos.

Ahora bien, una cosa es que los costes hayan llegado a un nivel competitivo, y otra que esa competitividad sea bienvenida en unos mercados eléctricos cuya demanda ha caído como resultado de la crisis económica y que no necesitan ampliar el parque de generación para cubrir la demanda de energía en todo momento.

No por casualidad, sólo en el Reino Unido, que también está embarcado en desarrollar la eólica marina y la nuclear, crece notablemente la fotovoltaica. En 2014 conectó 2.448 MW, un 42% más que en 2013, y fue por primera vez líder de la Unión Europea.

Alemania, gran promotor de las tecnologías renovables y líder global en potencia fotovoltaica acumulada, con 38.301 MW, ocupó la segunda posición del ranking europeo el año pasado, con 1.899 MW, un 42% menos que en 2013.

‘Extrema presión’

Otro de los factores que Eur’Observer destaca como responsable del frenazo es la «extrema presión» que sobre los políticos están ejerciendo las empresas eléctricas que explotan las tecnologías convencionales para que no apoyen a las renovables, sobre todo en las aplicaciones de autoconsumo.

La notable penetración que ya tienen las fuentes verdes -en España cubren el 40% de la demanda- perjudica directamente a sus beneficios, porque la generación renovable tiene prioridad sobre la convencional.

Además, el autoconsumo y la generación distribuida, propios de la fotovoltaica, abren la puerta a que los consumidores se independicen del resto del sistema eléctrico y propician la aparición de nuevos negocios que no se ajustan al modelo centralizado y vertical con el que operan las grandes empresas desde hace décadas.

Tiempo para adaptarse

Desde el punto de vista de las grandes eléctricas, el desarrollo de la fotovoltaica y la generación distribuida tiene que retrasarse para que se amorticen las inversiones ejecutadas en grandes centrales, muchas de las cuales operan con pérdidas.

También haría falta tiempo para adaptar las redes de distribución, al objeto de que puedan gestionar infinidad de puntos de microgeneración intermitente. Esto, además, incrementa los costes de gestión de la red, razón por la que se reclama el pago a los autoconsumidores. España es el modelo de referencia.

 

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